Desde que éramos pequeñas, los postres han ocupado un lugar especial en nuestra vida y en nuestra familia. Nuestra mamá, fue quien, a través de sus delicias, le daba el toque de dulzura a todas nuestras celebraciones y días especiales.
Conforme crecimos, nos acercamos a ella para ayudarla a preparar pasteles, panes, galletas, gelatinas y cuanta cosa se le ocurriera hacer. Nos encantaba pasar el tiempo con ella. Gracias a esto fue que poco a poco aprendimos sus recetas.
Con el tiempo, ahora éramos nosotras las encargadas de hacer los postres para las reuniones. Las recetas de nuestra mamá tenían tanto éxito que pronto nuestros amigos y familiares nos hacían pedidos para llevarlos a otras celebraciones.
Así fue como en 1993 decidimos abrir nuestra primera pastelería. Después de más de veinte años, hemos logrado abrir otras cinco sucursales y consolidarnos como empresa. Todo esto sin dejar a un lado la calidad de nuestros ingredientes y el sabor tradicional que nos caracteriza.